Cuando inicié con este proyecto llamado CEBRA POSITIVA, sabía que me enfrentaba a la incertidumbre como nunca lo había hecho, el inicio fue extraño, sin horario, a veces en casa, el dinero no tenía la misma regularidad, lo que si tenía y tengo claro es que quería hacerlo.
Toda mi vida fui empleada, hice una linda carrera entre la industria farmacéutica y cosmética, pero de repente en el 2011 me di cuenta que muchas de las cosas que estaba haciendo, no eran para mí, sino para cumplir con el proyecto de otro. Puse la luz hacia mis capacidades, mi posibilidad de tomar riesgos, reconciliarme con mis historia personal, sanar físicamente, perdonar episodios dolorosos y construir actividades de desarrollo de talento humano como creo que pueden ser, para sentirme más feliz yo, para dar la posibilidad de momentos felices a otros.
Ese terremoto interno surgió en Canaima, en la selva venezolana, algo ancestral me tocó el alma diciéndome que buscara mi propio camino y decidí hacerlo, lo he hecho, estoy haciéndolo.
Mis experiencia en África (por eso el CEBRA POSITIVA) contribuyó indiscutiblemente a querer tener una historia muy propia, el continente Madre me arrancó un montón de capas de oxido en el pensamiento, que una vez liberada me vi a mi misma con más amor, posibilidades y vida positiva, por el solo hecho de despertarme día tras día.
Tardé casi un año en arrancar y ahora tengo ya un año de ese inicio, el tiempo pasa voraz, entonces hay que pensar más en lo que realmente queremos hacer con nuestra vida, soltar amarras y confiar mucho, mucho en nuestras capacidades, sobre todo aprender de las dificultadas con humildad, que por lo general se vuelve difusa cuando creemos que sabemos mucho; no es así, sabemos poco en realidad, pero cada día sumamos más experiencia, entonces es mejor concentrarse en lo útil y hermoso para nuestro corazón e intelecto.
Siempre se lo he dicho a las personas que han estado en mis talleres, yo sabía que me encontraría con gente maravillosa hacia el futuro y así ha sido; cada clase ha sido un soplo de esperanza, fresca y continua.
Puedo decir que he construido con mis clientes y aliados en Recursos Humanos un grupo de buenos amigos, gente que sabe que puede confiar en mí para ayudarlos a darles más bienestar a sus colaboradores, empleados o proyectos. Mi pasión es la gente.
Decidí en mi vida gestionar CONFIANZA, porque una vez que se logra, aparece la dimensión de la amistad; los amigos dan apoyo y solidaridad hacia todos los aspectos de la vida, la CEBRA POSITIVA, es mi voluntad de Servir y Amar.
En este corre corre que fue venir a Costa Rica, extrañamente se me pasó la fecha aniversario, creo que la relacionaba más con Septiembre, pero no, es el 4 de agosto el primer día que facturé un servicio profesional; así que aunque se me pasara la fecha, debo honrar que sucedió, porque de allí en adelante ha sido una maravillosa experiencia en todos los sentidos, sobre todo en mi crecimiento y depuración humana.
Ahora a la CEBRA POSITIVA le toca otro reto, conocer y trabajar Costa Rica, tengo la paciencia y el ánimo para hacerlo, estoy puesta en manos de lo Divino que para mí se representa en la Virgen María; esa fe me mantiene despierta y ávida.
En el tiempo les contaré.
Mientras, agradezco a todos los que han contribuido en este año asombroso.
Un especial abrazo a Nelly Inojosa, a quien llamo la madrina de CEBRA POSITIVA, porque fue la primera persona en abrirme las puertas a mi propio sueño.
A Neudis Velasquez y Alberto Patiño, mi apoyo para SIEMPRE, por haberme dejado representar a sus compañías como uno de sus consultores en Vida y Arte Empresarial, y La Escuela de Atención al Cliente de Caracas; siempre agradecida por la confianza.
A mis amigos que corrieron la voz y decían «yo tengo una amiga que da cursos bueníiiisimos», cuando yo todavía no tenía un portafolio definido. Fueron y serán mi motor.
Los abrazo con todas mis rayas negras y las multicolores.
Claris Trigueros
Cebra Positiva 