Montaje que impresiona sobre el «Trigal con segador a la salida del sol» (1889), de Van Gogh, el «Don Quijote»(1955), de Picasso. Imagen tomada de la página http://blocs.xtec.cat/dqvisual/ El Quijote en imágenes comentadas
Tengo amores de páginas amarillas, el Quijote es uno.
Es necesario leerlo, aunque sea de a pedazos y luego reconstruir en el corazón su historia. Cervantes entregó al consciente colectivo como diría Jung, un personaje capaz de ver cosas donde no las hay para luchar por ellas. Quién no ha tenido una lucha en vano, una amor a destiempo, todos hemos -quijoteado- alguna vez, todos tenemos un molino al que le tememos y a vece enfrentamos, todos tenemos un Sancho que nos acompaña incondicional. Hay más Quijotes de los que se cree.
En Argamasilla de Alba en España, ayer 26 de marzo, un grupo de catedráticos de la Real Academia Española (RAE), se han reunido a celebrar los 400 años del Quijote. Escogieron esa locación porque es uno de los lugares referidos por Miguel de Cervantes para su épica obra, se asume que como estuvo preso en la Cueva de Medrano, «La Mancha» corresponde a estos parajes.
En «El Quijote imágenes comentadas» http://blocs.xtec.cat/dqvisual/ podrán encontrar la visión de distintos artistas plásticos sobre el Quijote, creo que será para siempre objeto de interpretaciones y nuevas alucinaciones.
Algunas frases del Quijote:
«Cambiar al mundo amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino justicia».
«No ames lo que eres, sino lo que puedes llegar a ser».
«Al bien hacer, jamás le falta premio».
«Dad crédito a las obras y no a las palabra».
«El amor nunca hizo ningún cobarde».
«En la lengua consisten los mayores daños de la vida humana».
«La pluma es la lengua de la mente».
«Los deseos se alimentan de esperanzas».
«Oh memoria, enemiga mortal de mi descanso».
«Todos los vicios, Sancho, traen un no se qué de deleite consigo: que el de la envidia no trae sino disgustos».
Las relaciones de pareja han sido objeto de miles y miles de cuartillas en la literatura, la psicología, páginas de sucesos, parajes bíblicos y demás cuentos.
Todos tenemos en nuestras costillas algún despecho inmerecido y también merecido, por aquello que el que esté libre de pecado tire la primera piedra.
Soy de esas mujeres de despecho profundo, así como he amado, me he hundido en lágrimas, hasta que de repente pasa. Se acaba. No hubo más dolor.
En mi haber tengo dos cicatrices quemadas y mal sanadas, sí, así de terribles fueron; lo bueno es que ya no duelen y terminaron convirtiéndome en mejor mujer, aunque ellos no en mejores hombres.
Lo importante es que uno en el tiempo después que te despojan de la inocencia del amor, recurres a encuentros más cuidadosos, lo rosado pasa a ser un tornasol y entiendes que a veces solo podemos vivir de la brevedad y no del para siempre.
Quiera contarles más, pero prefiero que piensen en sus propias cosechas amorosas y mi invitación es en primer lugar a perdonar, en segunda instancia a saber esperar.
Esa espera incluye la persona adecuada con quien tener sexo. Tenemos una época en que deseamos horas y horas de vuelo, experimentar, descubrir; todo va atado al instinto pero no necesariamente al amor.
En las mujeres esto es casi penalizado, creo que nos dicen putas cuando somos dueñas de nuestras propias experiencias, pero eso es tema de otro post. En los hombres es una acumulación necesaria y varonil, sumar expedientes y culos, dirían aquí en Venezuela. Insisto dejo estas líneas como abreboca de otra conversa.
Por ahora me voy a ceñir a la importancia de pasar la página, aprender con madurez y dulzura de las cosas que no fueron positivas, asumir tu responsabilidad en las pérdidas amorosas y perdonar de verdad.
Hay que sumar a la hermosa experiencia de vivir tu sexualidad con alguien que te respete, viva tus fantasías entendiendo que son eso, fantasías, te permita ser libre y además entienda que el encuentro puede ser incluso en un rincón de la ciudad, pero que por sobre todas las cosas debe protegerte, tanto física como espiritualmente. Es fatal, muy dañino cuando las mujeres experimentamos miedo vinculado a la sexualidad. Nos apagamos. Por eso a veces hay que esperar, es demasiada la energía que se desprende de un orgasmo para botarla sin valor. Espera.
Lo más importante del perdón en temas de pareja y el tener aplomo en lo que es una sexualidad sana, es que puedes saber si lo has logrado o no, cuando llega un siguiente encuentro y no le pasas factura al nuevo amor. No es cierto que todos los hombres son iguales, no es cierto que todas la mujeres quieren plata.
Como a mí siempre me ha salvado la poesía, les dejo algo que escribí…
Todo pasa. Todo sana. Si quieres.
Captura del fotógrafo venezolano Iván González, cedida por el autor para este escrito – @ivan_gonzalez
ABRAZADA A TU OLVIDO
Fue una madrugada dolorosa, las sábanas quemaban mi piel y mis lágrimas se transformaron en veneno. Las ventanas sufrían un vaho gélido de desamor, mi respiración se aceleraba y perdía como si me estuviesen arrancando el alma. Esa noche me dejaste.
El amanecer no fue distinto, vi mis espinas desperdigas por tanto recuerdo que tú decidiste borrar, ante el espejo arranqué uno a uno los pétalos marchitos de tu último beso y boté mi semilla al viento, no supe más de mí hasta mucho tiempo después.
Caminé en el desierto más de cuarenta días, de tanto pecado acumulado, de tanta necedad ausente, vi mis pies quemados del andar tormentoso que me dejó tu adiós. Mi piel se deshojaba poco a poco, hasta que no quedó nada más de ti, logré borrar las últimas huellas de tu mirada sobre mi vientre; entonces quien te olvidó fui yo.
Mi cuerpo petrificado quedó plasmado a tus pupilas, eso hoy lo sé, cierras los ojos, te ves a ti mismo frente a mí sin poder volverme a tocar, porque me volví un marco lleno de óleo y silencio. Quisiste volver y te encontraste con la nada que tu mismo sembraste, sin frutos, sin brisa, sin aroma. Nada.
Dejé de ser tu mujer, por pertenecerme a mí misma, soy de nuevo prisma, la luz me tejió nueva piel, sembró amaneceres frondosos en mi mirada, encontré miel llena de esperanza en mis nuevas palabras. Te perdoné.
Una que otra madrugada abres los ojos y me ves entre tus sombras, allí abrazada a tu olvido.
Hoy la gripe me vence, pero no quiero dejar esta fecha en blanco, entonces recurro a lo que tengo a mano, mi poesía.
Les regalo una pequeña historia que escribí en el 2010
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La luz de las velas se reflejaba en el espejo mortecino.
Su imagen envejecida se veía aún más distorsionada, las sombras marcaban sus arrugas y disfrazaban sus lágrimas.
Detrás de ella una cama vacía con sábanas blancas, hablaba de noches frías.
Sobre la mesa de costura una gran colcha estaba por terminarse. Aun casi ciega, noche tras noche cosía un retazo más.
Sus manos ya eran frágiles, pero diestras y a veces sangraban con facilidad heridas por la aguja. Pero esto no la detenía.
Acarició con pausa su trabajo, se dedicó a sentir con calma las distintas texturas de las telas, todas eran diferentes.
Cada retazo había sido recortado de vestidos que usó en su juventud. Más que una colcha, era un diario de sus recuerdos de mujer.
Un closet lleno fue lo que quedó de sus amores; la memoria de su corazón eran pedazos de tela.
Aquella noche al terminarla de coser, se dio cuenta que al fin podía abrigarse con ella… Recostó su cuerpo, cerró sus ojos y al cubrirse… -siguió sintiendo frío-
Diluida en el tiempo, ahora no tenía ni los vestidos, ni los amores…
Cebra Positiva 