El siguiente post lo escribí el 28 de junio del 2011, fue mi primer encuentro con el miedo, ese terror llamado cáncer de mama.
Años después en Febrero del 2015 me operé, me hicieron una reducción mamaria de importancia para prevención, sigo haciendo calcificaciones.
En estos cinco años ha habido cambios radicales en mi vida, mi necesidad de sanar no fue física sino espiritual. Las mujeres metemos el dolor y la rabia en nuestros senos. No vale la pena.
Estar sana, ya es todo y una GRAN oportunidad.
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Hay noches que son incómodas y no sabes por qué. El cuerpo molesta, los ojos pesan pero no logran cerrar bien para descansar. De repente un dolor continuo se aloja y persiste, lo atacas, te tomas un analgésico y llega el amanecer. El dolor cesa –lo olvidas – lo ignoras. Pero que va de repente aparece de nuevo, punza, atormenta y entonces preocupa.
Mi seno izquierdo empezó a molestar poco a poco, traté de pensar que tenía que ver con mi síndrome pre menstrual, pero aún no era la fecha. El dolor empezó a tener forma, sí… redonda dura, palpable, entonces la duda apareció con nombre propio: cáncer. Esto no sería una novedad, porque el cáncer ronda sigiloso alrededor de todas nosotras; en Venezuela las estadísticas de Senosalud reportan que 4 de cada 9 casos son fallecimientos y que lamentablemente solo el 20% se detecta en estado precoz… el 80% ya en estadío avanzado. Conozco los números, porque leo, la información siempre está a mano…Ahora en mi cabeza estaba el pensamiento si yo también pasaba a ser parte de un reporte. Además todos nosotros somos una cifra: el último hijo, el carnet 6439, la cédula… Números.
Lo racional me llevó al médico, no el miedo. Pedí la cita con el ginecólogo, no había cupo y le dije a la secretaria: “Tengo algo en mi seno izquierdo, creo que no tengo tiempo para esperar otra cita, ella sin respirar me dio la hora, fui”. Si me preguntan qué pensaba, nunca fue en que si era cierto –me iba a morir- ¡Jamás pensé en eso!, en mi cabeza estaban todos mis proyectos pendientes –hoy odio esa palabra- pendiente… Que pronto tendría un título de una profesión que amo, los cuentos que no están terminados, el amor que descubro día tras día, la reacción de mis amigos, una mamá en la distancia, mis hermanos, en mucha gente. Pensé en VIVIR… También oré despacio, serena.
Luego que me examinaron, la conclusión fue: no hay nada. El eco limpio, el tacto normal. El masaje en el seno ayudo a poner en posición también el músculo pectoral. Tenía una inflamación tal vez producto de una mala posición al dormir y eso había hecho que se acumulada líquido entre el tejido mamario, haciendo presión, formándose una especie de quiste. No había nada, la sensación punzante cada vez se hacía más lejana. No recuerdo bien si sonreí, pero si el escalofrío y unas profundas gracias.
Lo tomé como un momento de pausa para renovar la lista de nuevo: esas cosas en mi proyecto de vida que aún no están concretas, que sueño, y las que no se deben postergar; también incluir más abrazos, conversaciones más tontas, jugar más, dar las buenas noches, hacer cosas nuevas, inéditas, escribir sin pausa, tomar fotos, agradecer. Simplemente reafirmar las cosas en las que creo, que sin duda fueron las que no me permitieron tener miedo, aunque sí algunos momentos de silencio.
No podemos estar desatentos con nuestro cuerpo, debemos tocarnos, revisar, estar pendiente. No tardar en ir al médico, nada duele por azar, siempre hay una razón. Comparto mi experiencia porque sé que hay mujeres en pleno milenio tecnológico que huyen del ginecólogo, que no se toman tiempo para disfrutar a solas su cuerpo, para observar, acariciar, descubrir, conocer. Es necesaria la experiencia del conocimiento corporal, tal vez es la única manera de no ser un número en una estadística sobre el cáncer de seno.
Como siempre mi oración por todas aquellas mujeres que han superado la prueba -como la mamá de mis hermanas mayores – por las que están en pleno drama y necesitan coraje. Y sobre todo por hombres como Jacinto Convit que llegando a sus 100 años no ha descansado por dejarnos un legado de bienestar y esperanza con sello venezolano. Luz para aquellos que habitan en el mundo de la salud y que trabajan incluso por los que nunca conocerán… A esto yo lo llamo el milagro de la vida; aún en este tiempo.
Venezuela:
Seno Salud http://www.senosalud.org/
Senos Ayuda http://www.senosayuda.org.ve/
Costa Rica:
Fundeso http://www.fundeso.or.cr/
Instituto Nacional de las mujeres http://www.inamu.go.cr/