Publicado en Acciones para la paz, emociones positivas, Salud espiritual, Violencia

El agresor y sus 10 premios

Somos humanos, y ademas criaturas afectivas; para muchos la inteligencia emocional es un abismo, para otros una fortaleza, algunos vamos en proceso de aprendizaje y reflexión.

A cualquiera le ha pasado que reacciona mal, un día pésimo donde todo es gris, o no haber dicho algo a tiempo que después puede ser una bomba; si le sumamos que hay crianzas que alientan el mal carácter, como si fuese una fortaleza, entonces el panorama puede ser más complicado.

Qué pasa entonces cuando el agredir de manera verbal o gestual, se vuelve un hábito que pasa de ser un -mal rato- a una manera expresa de comunicarse; el resultado es destruir las relaciones  a nuestro alrededor, socavamos la paciencia, alejamos el cariño, desterramos el respeto.

Un agresor está destinado a la soledad. Tarde o temprano quien es violentado o acosado, termina huyendo, lamentablemente a veces, muriendo.

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No conozco a la primera persona que ande brava en la vida, que no tenga un dolor no resuelto adentro de alma, o que el modelo en el que creció fue a través del maltrato.

En el primer caso, el no poder resolver el sufrimiento, lleva a la ira, el desconsuelo, la falta de control de las emociones negativas. Es ir regando por el mundo el malestar sin resolver.

En el segundo caso, como agredir es lo único que se ha vivido, no se puede actuar de otra manera porque no conoce otras posibilidades de convivencia.

Lo cierto es que cualquiera que sea la raíz de una persona violenta, si se pierde el control, se puede pasar de ser una -amargado- a un victimario. La violencia tiene varios niveles y si no se atiende a tiempo, es un riesgo para sí mismo y quienes le rodean.

Por cierto no hace falta GRITAR para ser violento, hay quienes con voz bajita dicen cosas muy crueles.

Usar el silencio como castigo también es una manera de violencia.

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Hay padres agresores, abuelos, hermanos, familia en general; parejas agresoras, hombre o mujer (es un mito que el hombre es MÁS agresor), jefes, compañeros de trabajo, funcionarios públicos, delincuentes, -humanos-. En cualquier circulo o rol social puede estar un agresor presente; no depende ni de la clase económica, formación académica o nacionalidad. Ser agresivo es un patrón personal.

Es importante entender que como muchas otras cosas, dependiendo de la cultura, lo violento tiene distintos significados, incluso aceptaciones, sino la tauromaquia no fuese considerada un arte o un deporte, o lo padres no comprarían a sus hijps vídeos juegos violentos.

La violencia según los investigadores Calcedo, A., Molina V., y Arango C. es una conducta humana que tiene dos formas: violencia afectiva y violencia predadora; «la agresión predadora es cuando menos similar a la planificada (en crímenes organizados), mientras que la afectiva es más semejante a los accesos incontrolados de cólera». El genocidio, muertes por intolerancia religiosas o políticas, corresponden a la violencia predadora; crímenes pasionales, acoso laboral, violencia verbal o psicológica, son del campo de la violencia afectiva.

Importante este párrafo tomado de «La personalidad violenta» Revista Debats, Ed. Alfons el Magnanim, Diputación Valenciana, 2000:

Según informa Russell G. Geen (1998) pág.13 «Las tres escalas más consistentemente relacionadas a la disposición agresiva han sido irritabilidad, susceptibilidad emocional y disipación-rumiación. La primera de estas escalas se define como preparación a explotar a la más ligera provocación , incluyendo rápida cólera , mal humor , exasperación y rudeza y la segunda como la tendencia a experimentar sentimientos de disconfort , indefensión , inadecuación y vulnerabilidad»(Caprara , Cinanni , D`Imperio , Passerini , Renzi ,& Travaglia ,1985, p.667). La disipación-rumiación se refiere a la tendencia a retener o aumentar los sentimientos de ansiedad a través del tiempo que sigue a la provocación, como opuesto a disipar tales sentimientos y llegar a estar menos enfadado (Caprara,1986)».

¡Entonces andar de bravo en la vida, debe ser objeto de atención y sanación!

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10 premios comunes de los agresores:

  1. Ver destruida la auto estima de la víctima
  2. Saber que si le tienen cariño, puede jugar al -perdón- ( se ve con frecuencia en familias y parejas)
  3. Usar el poder verbal o cargo de jerarquía laboral para humillar, acosar, o despedir
  4. Crear un ambiente de miedo donde la otra persona no puede defenderse (Hay padres y jefes expertos en esta materia)
  5. Anular las redes de apoyo (amigos, instancias legales, familiares) -No salgas con esa amiga que no me gusta-, – para qué vas a estudiar-, -no necesitas a nadie más que a mí-.
  6. Ridiculizar en público
  7. Usar el tener la razón como un arma destructora
  8. Impedir el aprendizaje de los hijos, nietos, subalternos, compañero de trabajo, pareja
  9. Anular la imagen del opositor (usado en política, puede tomar como ejemplo el caso venezolano)
  10. Lograr agrupar a otros agresores y generar violencia grupal o social (qué mejor ejemplo actual que el Isis)

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¿Cómo defenderse y evitar convertirse un agresor?

Si puede estar lejos de él o ella, muévase. Si cree que no tiene más opción que estar, entonces acuérdese de esto:

  1. Antes de honrar a padre y madre, primero respétese a si mismo, si vive en un hogar violento tome la decisión de no estar, un padre agresor con dificultad podrá cambiar su patrón, pero usted está en el derecho de vivir otra historia. Para los padres el mensaje es el mismo, usted ha traído un hijo para la vida, busque ayuda a tiempo si ve agresividad o maltrato animal en su hijo pequeño o adolescente, puede terminar en una desviación psicológica (si ya no la tiene)

2. Si el agresor es su pareja, recuerde que el amor es salud, respeto y compasión; tarde o temprano la agresión verbal destruirá su espíritu y paciencia, luego puede llegar a la violencia física, al abuso sexual, a su muerte; por sobre todas las cosas no actué de la misma manera

3.Si es un caso laboral, use las instancias de denuncia, siempre las hay, incluso legales. Le recuerdo que ese no es el último lugar para trabaja en el planeta, usted merece respeto siempre, no es un esclavo

4.No se quede callado, tenga redes de apoyo, la violencia está donde menos se imagina, no sienta vergüenza por lo que está pasando, hay muchos caminos para salir de una relación violenta. ¡Sea libre, si se puede!

5.No sea usted quien normalice la violencia, hay chistes de chistes, nada que ofenda invita a la convivencia sana

6.Ponga límites, diga lo que no le gusta, desde la paz, sin necesidad incluso de responder con más violencia. Si la otra persona le respeta o ama, no volverá a cometer atropellos, como dije al inicio, cualquiera pudo tener un mal día

7.Pida ayuda cuando esté adolorido o frustrado, todas las emociones negativas acumuladas pueden desencadenar en que usted pase de víctima a agresor

8.Revise su vida sexual, lo que pide su pareja para sentirse satisfecho, una cosa es jugar, hacer roles, fantasear, otra es agredir, ofender, humillar; a veces no se puede ver la diferencia, pero existe

9.Revise, reflexione qué cosas detonan su ira, todos las tenemos, es parte de nuestra naturaleza humana. Una vez que las reconoce consiente, acéptelas, así las puede trabajar, aliviar, transformarlas hasta sanar

10.»Amar al prójimo como así mismo»; entonces ámese. 

Con la violencia social no tenemos como protegernos, porque para ello debe haber un Estado y Gobierno dispuesto a proteger a sus ciudadanos, gestionar políticas de desarme, acceso a la educación y empleo digno. Si hay canales de denuncia anónimos úselos; si hay prensa libre, pida apoyo en divulgar los problemas de su comunidad.  Si vive en democracia, no al pierda. La violencia es un tema de todos.

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Por último, siempre hablo del perdón como un camino indiscutible para sanar. El perdón no es para el otro, es para nosotros; perdonar tampoco implica reconciliarse. Yo también he tenido mi lista de agresores a quienes he perdonado, pero muchos de ellos jamás les he vuelto a ver o relacionarme, simplemente perdoné, no siento ni deseo nada malo para ellos, me liberé, no del recuerdo de las agresiones, sino de lo que sentí con ello, sobre todo del miedo. Me liberé.

Sea compasivo, sí, si, esto es MUY difícil, pero el agresor a veces no ha tenido oportunidad para ser amado. Ojo, dije sea compasivo, no tolerante, es distinto; a través de la compasión podemos mostrar otra manera de comunicarnos y actuar, con la tolerancia porque -él/ella es así, y qué se le va a hacer-, se está validando la violencia, aceptándola.

Aunque no soy de personalidad agresora, yo también he agredido, a todos nos ha pasado; pero detecté hace mucho tiempo qué disparaba en mí la posibilidad de ira y la trabajé profundamente, la tengo presente, decidí que nunca más, agredir sería el camino para defenderme del dolor. Me liberé.

Si esta cebra pudo, todos pueden, solo hay que decidir estar con la gente correcta y con el espíritu sano.

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Si después de leer este post cree que necesita ayuda para usted o un ser querido, puede escribir a lacebrapositiva@gmail.com; juntos encontraremos el camino de sanar.

Si mis recursos se vuelven limitados, cuento con amigos terapeutas que pueden hacer intervenciones más profundas, que no se logren  a través del coaching ontologico o espiritual.

Claris Trigueros.