Publicado en 30 días de transformación, Acciones para la paz, Amor, Mi vida / My life, Violencia

¿Qué hacer contra la violencia urbana? #30DiasDeTransformacion

Quise evitar tocar el tema en la propuesta de los 30 Días de Transformación, sin embargo es tan evidente su presencia, sobre todo después del documental de Antena 3, -Tierra hostil-, que creo que es saludable pensar en esta guerra con una mirada luminosa que nos permita sobrevivir.

Entonces abordaré la violencia desde donde tengo mi fuerza: la escritura. Les voy a compartir una crónica que escribí en el 2010 y que lamentablemente no ha perdido vigencia.

En estos momentos los únicos dos caminos que tenemos contra la violencia es estar conectados a Dios, lo que nos permite estar menos reactivos, confiar en su protección, y amar todo lo que te corresponda amar, como nuestra familia, los amigos, compañeros de trabajo, tu pareja, cada criatura viva.

Hay que hacer refuerzo frondoso del amor, porque eso también nos da la certeza de estar protegidos, permitiendo también que fluya mejor la comunicación, tejiendo una paz íntima, que ojalá pueda ser una paz social.

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Foto: Ardilla, fotógrafo: Pandafra (Chile) http://www.flickr.com/photos/pandafra2/2463564203/ Con permiso del autor

UNA ARDILLA MENOS 

Fue una mañana cualquiera de principios de septiembre, esas en que Caracas amanece gris y la humedad resbala pasos y cauchos.  Vivo rodeada de una que otra montañita, me despiertan guacamayas, loros y guacharacas; me siento privilegiada que no sean gritos, autobuses ni tiros; reconforta en medio de muchas cosas.

Conducía sin prisa.  Al lugar con el que menos velocidad voy es al trabajo, nunca  voy apurada a lo que llaman “el deber”.  Cerca de la casa, en la tercera recta vi como de repente saltó una ardilla y el carro que venía en la vía contraria la golpeó con el caucho; el animalito aun corrió y se metió dentro de una jardinera que está al borde de la acera. En un impulso de esos que a veces desconocemos y sucede, simplemente me estacioné y con el corazón latiendo muy de prisa empecé a buscarla entre los arbustos.

De repente sentí movimiento, con precaución me acerqué. Allí estaba  recostada de lado entre la grama mojada, levantó la cabeza y me miró. Recordé que ellas muerden cuando se tratan de agarrar, así que no lo hice de inmediato respetando su naturaleza. Le susurré con cariño, los animales no entienden lo que decimos –bueno a veces ni entre nosotros mismos- pero saben por la frecuencia de tu voz si están en peligro o no.

Su actitud me dijo que sabía que no le haría daño, al menos –más daño- del que ya había recibido, apoyó su hocico sobre uno de mis dedos. La levanté suavemente, respiraba con dificultad, pero no sangraba ni nada. Le revisé las paticas a ver si las tenía fracturadas y estaban bien, me percaté que era hembra, además tenía las téticas hinchadas lo que me hizo suponer que estaba preñada o ya había parido;  no me sentí bien pensando en eso. Entonces la tomé con cuidado y me la llevé al carro. Busqué algo con que arroparla y saque un chocolate que me habían dado para darle un pedacito.

Acurrucada en mis manos en el asiento de adelante, vi como trataba de respirar con profundidad. No supe que más hacer. Entonces me dediqué solo a sobarle la barriguita, la sentí demasiado suave, por lo que supuse también que estaba lastimada internamente. Me miraba sin brillo, yo la seguía acariciando, al poco tiempo hizo como una bocanada y no respiró más. Me sentí profundamente inútil.

Verla morir así y la impotencia de recordar como el carro no frenó teniendo oportunidad ¿No la vio? ¿No le importó? ¿Pensó que era una rata? Me quedarán estas incógnitas y muchas más. Pero la peor de todas es pensar que ella había salido a buscar comida para sus ardillitas y nunca regresó…

Con todo eso por dentro, la tomé de nuevo, le cerré lo ojitos y la puse entre los arbustos. Su degradación se convertiría en abono para el Planeta. De regreso en la noche me detuve en el mismo lugar donde la encontré, y bueno… allí seguía –inerte- qué otra cosa podía suceder.

Estuve, y sigo pensando, cuántas ardillas más se mueren así; cuántos hermanos venezolanos también amanecen siendo un día “una ardilla menos”… Fue imposible no pensar en las personas que atropellan a otros –no necesariamente con los carros- roban sus ideas, maltratan la existencia o la quitan. En cuántos hogares los padres no regresan porque alguien por descuido, ensañamiento, venganza o error, les quita la vida. Sí… cada día hay menos ardillas en los árboles caraqueños, que antes abundaban; también cada vez más hay duelo injustificado.

Un sentimiento me llevó a otro y sobre todo la necesidad de recordarme y recordarles, que antes de convertirnos en “una ardilla menos” nos reconciliemos, perdonemos, construyamos, soñemos, no critiquemos tanto, abracemos, olvidemos las quejas innecesarias, valoremos nuestra salud y amemos; cualquiera de estas acciones en esta sórdida Venezuela del siglo XXI, yo lo llamó –un milagro- …

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Hoy no hay preguntas, solo una plegaria por todas la víctimas, y por la futuras.

Namasté.

Autor:

Bio: Periodista venezolana – costarricense. La cigüeña me dejó en Caracas, aunque pienso que debió haber sido en París. Viví un tiempo libre en Sudáfrica. Desde muy pequeña escribo y hablo para apaciguar mis demonios y darle ánimo a mis ángeles, en el transcurso de la vida encontré la fotografía como una manera capturar el aliento del mundo. Soy una emprendedora dedicada al desarrollo del talento humano a través del nombre de CEBRA POSITIVA https://www.facebook.com/cebrapositiva; poseo 15 años de experiencia en dinámicas de grupo, resolución de conflictos, tengo aval para orientar a través de las herramientas de la Psicología Positiva, Scout, sanadora y coach ontológica (certificada). Miembro de la comunidad católica de Emaús, quienes servimos en nombre de Jesucristo; totalmente respetuosa de todas las religiones principalmente la musulmana, con quien conviví y oré en Sudáfrica y de los Cristianos a quienes les debo un especial soporte amoroso; porque sin Dios nada de lo que hago sería posible. ”Lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” Salmo 119:105. Los espero en www.cebrapositiva.wordpress.com

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